“Es necesario zarpar, aunque no lo entiendas… Aunque al final puedas odiarme, pero prefiero que me odies a hacerte sufrir.”
No esperaba que esta ocasión llegara. Pretendía pensar que todo era “prolongable”, y que los “para siempre” sí existían. Como niña que sueña, quería vivir sumergida en la fantasía pensando que caminar juntos era imprescindible. Quería pretender ser tan importante que ni el paso de los años pudiese borrar mi recuerdo de ti. Soñaba tantas cosas… que aunque sólo fuesen sueños confiaba en ellas ciegamente. Hoy me he dado de frente contra la realidad. Justo ahora que volvía a creer la vida se interpone y me hace perder la batalla. Y no sabes cuántas veces iré a echarte de menos, eso no lo sabe nadie. Ni cuántas veces iré a encerrarme a algún oscuro rincón a pensarte y a llorarte, tampoco lo sabes. Siempre estarás aquí, golpeándome en el mismo lugar, allí dónde lo más vulnerable aflora, el centro de mis sentimientos… donde no hay espacio para la razón, porque la razón ya se ha perdido. Vulnerable… así me siento. ¿Qué más puedo decirte que no puedas imaginarte? Pretendía quedarme y mi destino parece que es alejarme. Y entonces me pregunto ¿Por qué se han cruzado nuestros caminos si luego quedaríamos adoloridos? Y me parece el destino más injusto jamás escrito. Perdona si fue poco lo que pude darte. Disculpa lo malo, si aún hay algo malo por el que no me haya disculpado todavía. Mi voz se corta, mis lágrimas brotan y mi respiración se corta y me va jugando malas pasadas… Ya no puedo escribirte, ni hablarte, ni verte y es que debo aprender a respirar sin tu nombre, debo pensar sin mantener tu imagen presente, debo actuar sin preguntarme: “¿Cómo sería con él?”….. Huele a cenizas y poco a poco se consume tu fragancia en la nada… No quiero mantenerte atado a mí, por eso, aunque mi corazón suplique que recapacites de éste error, no lo voy a hacer, voy a dejar esa decisión a tus manos. Acabo de lapidar mis sueños camino entre lo que pudo ser y no fue. Sé que no es el momento y posiblemente estoy siendo egoísta e injusta… por eso te pido que no me lo eches en cara. Has decidido apartarme de tu vida, has decidido que no quieres que forme parte de ella… Has decidido, ya lo has hecho. Y yo, que ya no tengo nada que hacer, solo deseo que en tu corazón se queden gravadas tres iniciales: ILD.